Persecución y presunto martirio

Cuando comenzó la persecución religiosa, Joaquim no quiso huir porque decía que "no he hecho mal a nadie". Lo detuvieron en su misma tienda el día 18 de agosto de 1936, con la excusa de que tenía que ir a declarar al comité revolucionario. Su familia no volvió a verlo nunca más. Fue inmolado en una de las curvas de la carretera que parte del pueblo de Castellfollit de la Roca hacia el de Oix, en "Can Bundància". Después de torturarlo, lo tiraron a la cuneta, lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego. 
El hermano de su esposa, el P. Antonio Riera Codina, recuerda cómo fueron esos momentos: "Nos llevaron [al propio mosén Antonio y a otro sacerdote] al cuartel de artillería, un antiguo convento, donde hoy está la plaza del mercado de Gerona [era la cárcel del comité de Gerona]. Los familiares venían a vernos. Un pariente que vino a visitarme llevaba corbata negra. Le pregunté:
-¿De quién llevas luto?
-De Monturiol
-Monturiol era mi cuñado. Lo habían asesinado los primeros días de la guerra en la carretera de Castellfollit de la Roca a Oix. Lo mataron porque era el secretario de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña de Olot" (del libro "La força de la fe" de Joan Marqués i Suriñach.).
Acabada la guerra sus restos fueron enterrados en el panteón del cementerio de Olot.

Fama
Entre los fieles de Olot goza de una gran fama por haber sido católico comprometido, pues era conocido por todos como creyente significado que formaba parte de diversas asociaciones religiosas y que, por ello, fue detenido y asesinado. Estos fieles conservan su recuerdo y verían con entusiasmo que fuera elevado a los altares, ya que creen que fue asesinado por su fe y su pertenencia a la Iglesia.