Testimonio de la hermana de Joan "A la 1 de la madrugada del sábado día 25 de julio del año 1936, llamaron estridentemente a la puerta de casa y nos sobresaltamos todos. Fue mi padre quien fue a abrir. Tres hombres armados y otros que esperaban afuera entraron dentro preguntando a mi padre: "¿Usted tiene un hijo de 19 años?" respondió mi padre: "Aún no los ha cumplido"; uno de los milicianos aclaró: "Éste es el presidente de los fejocistas ¿no es cierto?", "sí" contestó mi padre. –"Pues venimos por él. Ha de ir a declarar. ¿Dónde está?" la madre medio desvanecida contestó: "está durmiendo". – "Pues se ha de despertar inmediatamente", dijeron. Mi madre quedó sin habla y fue el padre quien le despertó. Mi hermano se puso la ropa encima del pijama, y de noche salieron los dos, ya que el padre dijo que donde fuera el hijo iría él".
Joan, consciente de lo que pasaba, se puso a rezar en voz alta y le cortaron aquellos desalmados la lengua, mientras que al padre, que intentó defenderle, le cortaron las manos, que aparecieron después separadas junto a su cadáver (declaración de un sobrino).
"Un compañero de estudios de mi hermano, que huía escondido en la oscuridad, los vio salir del coche, a la orilla de la Riera de Caldes, vio como se abrazaban padre e hijo, y como besaban el escapulario que llevábamos siempre todos los de la familia. Primero cayó Joan y después el padre, asesinados por los enemigos de Cristo" (Continuación del relato de su hija).
Murieron perdonando y su hija, a imitación, suya perdonó a sus asesinos.
Fama
La gente recuerda a Josep Gamissans y a su hijo (fejocista), que murieron juntos, con cariño y admiración por su fe cristiana. Después de la guerra se les tuvo por mártires, dejando huella en la población de Monistrol de Calders y eso que vivían en una masía apartada del pueblo. Pasados 80 años continúan siendo admirados por su entrega y modelo de vida cristiana. Y los fieles verían con buenos ojos que fueran elevados a los altares. Sus familiares rezan privadamente por su mediación.